La familia y los valores




La familia posee una significación positiva para la sociedad y en tal sentido es ella misma un valor. “Como forma primaria de organización, es el primer grupo de referencia para cualquier ser humano. Y lo ha sido siempre: hubo familia antes de existir clases sociales, antes de que aparecieran las naciones, antes de que se concibiera siquiera cualquier otro tipo de vínculo humano”(1).


La familia es la mayor y la mejor fortaleza que se pueda tener para enfrentar cualquier tipo de adversidad, por constituir el espacio natural donde se dan los valores como el respeto, la solidaridad, el amor, la confianza y la unión.


Es a través de los vínculos afectivos prevalecientes al interior de la familia, sobre todo en relación con los niños, se produce la apropiación del lenguaje como medio fundamental de comunicación y socialización, es en ese marco donde se aprende a sentir, a pensar, a concebir el mundo de un determinado modo y se reciben las orientaciones primarias de valor.




Los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos.


Por lo tanto la familia constituye el medio por el cual el sujeto en formación, “el niño, recibe las primeras informaciones, aprende actitudes y modos de percibir la realidad, construyendo así los contextos significativos iníciales. La familia es un punto de partida arbitrario ya que es al que más fácilmente podemos acceder. Como parte integrante de la red social más amplia es portadora de un sistemas de ideas, creencias, valores, actitudes que tamiza a través de su propia dinámica, de sus mitos y rituales”(2).


Los valores constituyen un complejo y multifacético fenómeno que guarda relación con todas las esferas de la vida humana. Están vinculados con el mundo social, con la historia, con la subjetividad de las personas, con las instituciones, etc. Realmente vivimos un mundo lleno de valores. Y, por supuesto, uno de los ámbitos fundamentales donde los valores tienen su asiento es en la familia.




Consideramos que para todos debería ser claro, que el respeto al igual que el amor es un valor fundamental para la familia. “La familia es la escuela del amor, donde primero aprendemos a amar de pequeños; y de este aprendizaje primario del amor muchas veces depende si, más adelante en nuestra vida, nuestro amor es completo, íntegro y enriquecedor”(3). Si no hay amor en la familia, ¿en donde lo habrá?


Por eso resulta extraño que el amor, al menos en algunos estudios sobre los valores, no se mencione en los valores familiares. Con frecuencia el amor no está entre las primeras menciones y se olvida jerarquizarlo. Este escepticismo sobre el amor en la familia, que muchos prefieren llamar realismo, es una verdadera plaga. Sin amor, ¿Qué mantiene unida a la familia? ¿Será el bienestar o la solidaridad motivos suficientemente fuertes para que la familia se mantenga unida?


La familia acompaña la evolución del niño, en el proceso de escolarización, que es la vía excelente para ir penetrando en otros ámbitos sociales diferentes a la familia. “Esta, función apunta a educar a los niños para que puedan ser autónomos, emocionalmente equilibrados, capaces de establecer vínculos afectivos satisfactorios”(4).




Otra función básica de la familia, es la socializadora, que conecta al niño con los valores socialmente aceptados. La enculturación(5) como así ha dado en llamarse consiste en la transmisión de representaciones y valores colectivos, indispensables para el desarrollo y la adaptación de los niños.


Los valores, las reglas, los ritos familiares están al servicio de la estabilidad familiar, funcionan como sello de identidad para las distintas familias, están al servicio del sentido de pertenencia. Por otro lado, existen fuerzas internas y externas, como el proceso evolutivo de los miembros de una familia.


Desde esta perspectiva, la familia aparece como el mejor contexto para acompañar a la persona para transitar los cambios que implica necesariamente la vida. Es así que los valores nos orientan, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relaciona con el sentimiento sobre nuestra competencia social.




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(1)HERNANDEZ, M. A. Educación y Valores en México. Ed. Esfinge: México. 1991 P. 125
(2)AYALA RUBIO, Silvia. Valores en la Enseñanza y Formación de Valores. En Educar. Revista de Educación. Gobierno del Estado de Jalisco. México, Nueva Época No. 4, Enero-Marzo de 1998 Guadalajara JAL. PP. 19-27
(3)MADANES, C. Sexo, Amor y Violencia. Paidos. 1993. P. 57
(4)SCHMELKES, Sylvia “Educación y valores: hallazgos y necesidades de investigación”. En: Educar, revista de Educación, nueva época, no. 4, Gobierno del Estado de Jalisco, México. enero-marzo de 1998. PP. 8-18.

(5)Coincidimos con Enrique Gervili Wando define a la enculturación como un proceso mediante el cual como un proceso mediante el cual “Aprendemos nuestra cultura mediante la observación, la conversación, la interacción con otros miembros, los valores, las creencias compartidas, las formas de pensar y actuar”.

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U.N.A.M. - FES-Aragón - Lic. Pedagogía - 5° Semestre - U.C. Ética y Práctica profesional del Pedagogo - Grupo: 1503 - Elaborado por: Belem Azpeitia, Dulce Jaramillo, Diana Juárez y Diana Rodríguez